Señales de que tu hijo necesita ir al logopeda
Los logopedas son los profesionales encargados de la identificación, valoración y tratamiento de todos los problemas relacionados con el lenguaje, el habla, la voz, la audición y la fonación. También se ocupan de todas las dificultades que tengan que ver con la deglución o el acto de tragar. Según la Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (Aelfa), la necesidad de ir a un logopeda se puede dar en cualquier momento del ciclo vital de una persona, desde el nacimiento hasta la vejez. Por ello, es importante que las familias estén atentas a las dificultades que puedan presentar los peques a la hora de comunicarse o deglutir.
Aunque cada niño o niña es único y presenta un desarrollo lingüístico y expresivo diferente al de todos los demás, existen ciertas señales que indicarán a sus padres si está avanzando correctamente o no. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no hay una regla exacta, solo habilidades que deben ir adquiriendo en las distintas edades. Algunos de estos signos son:
Falta de expresión y de interacción (de 0 a 2 años)
Cuando los niños son bebés hay que estar atentos a sus reacciones ante la estimulación. Si tu hijo no llora, no gesticula, no sonríe o no balbucea hasta los seis meses de vida, entonces podría necesitar acudir a un profesional. Lo normal en esta etapa es que los pequeños sientan curiosidad por las voces de sus familiares y reaccionen ante su nombre, imitando incluso la vocalización o los gestos de sus progenitores.
A medida que crecen, los peques se muestran cada vez más participativos en los primeros juegos y en la repetición de sonidos. Si para el año y medio de vida el niño todavía no pronuncia consonantes o intenta decir palabras clave como “mamá”, “papá” o “agua” es otra señal de que necesita un logopeda. Los gestos son de nuevo muy importantes hasta los dos años. Así, otros signos de alerta son: no señalar lo que quiere, no saludar con la mano o no entender órdenes sencillas de sus padres (“dame”, “ven”, “mira”).
Dificultades para nombrar y construir frases (de 2 a 3 años)
A partir de los dos años de edad los niños y niñas empiezan a hablar de manera más completa. También comienzan a desarrollar un vocabulario más extenso. Por este motivo, si tu hijo o hija todavía no es capaz de reconocer y nombrar algunas partes de su cuerpo o de distinguir personas, esta es otra señal de la que preocuparse. Para cuando se acerquen a los tres años deberían construir ya pequeñas frases de dos o tres palabras y comprender órdenes más complejas (“coge la botella”, “mira al perro”).
Problemas en la narración, fluidez y/o pronunciación (hasta los 6 años)
Conforme crezcan y aumenten su vocabulario, los pequeños encontrarán ciertas dificultades en pronunciar algunas palabras. Esto no es un signo de alarma en principio, pues deben aprender poco a poco a decirlas. Pero si esta falta de fluidez o mala pronunciación se prolonga mucho tiempo, entonces sí se recomienda la consulta con un logopeda.
Entre los cinco y seis años de edad, niños y niñas empiezan a desarrollar un gusto por narrar sus experiencias. Aunque sus frases sean sencillas y de pocas palabras, los padres deben fijarse más en su capacidad de contar historias y de hacerse entender. Si tu hijo no quiere o no puede hablar de lo que le pasa en el cole, con sus amigos o de simplemente expresar sus sueños, esto puede ser una señal a la que prestar atención.
Dificultades en la lectoescritura y comprensión (a partir de los 6 años)
En esta etapa de la vida del niño es importante fijarse en sus avances. Si el peque no es capaz de comprender lo que lee o no sabe cómo expresarse escribiendo, puede haber algún problema. Lo normal es que a partir de esta edad use frases más largas y complejas, explique sus experiencias claramente y vocalice de forma que sea comprensible para los demás.
Otros problemas importantes que precisen a un logopeda
Hasta ahora hemos mencionado las distintas señales a nivel lingüístico y comunicativo que deben tenerse en cuenta para saber si los pequeños deben acudir a logopedia. Pero existen otros problemas relacionados con otras áreas médicas que pueden influir directamente en el desarrollo de los niños.
En primer lugar, puede ser que la causa de la falta o incapacidad de expresarse sea una pérdida auditiva o incluso sordera. También hay trastornos como las afasias que dificultan la producción y comprensión del lenguaje debido a lesiones cerebrales. Del mismo modo, el origen del problema comunicativo puede estar en la voz o el habla, debido a patologías como la disfonía o a enfermedades neurológicas.
Los hábitos orales que sean dañinos y que se repitan en el tiempo repercuten también en el desarrollo lingüístico. Así, costumbres como morderse las uñas, succionar el labio inferior, chuparse el dedo u objetos que puedan dañar la estructura orofacial, pueden ocasionar verdaderos problemas que solo se tratan con un logopeda. En este sentido, la estructura orofacial puede presentar problemas natos como el labio leporino.
Los problemas de masticación y deglución son también causas de otros trastornos del lenguaje posteriores. También las dificultades de la alimentación para comer diferentes texturas y sólidos.
Atención temprana y preventiva
Si has notado cualquiera de las señales o problemas descritos en tu hijo o hija, no dudes en acudir a un logopeda lo antes posible. Una intervención logopédica temprana puede cambiar significativamente el futuro del niño, ya que influye en su desarrollo psicosocial y emocional. También es recomendable la consulta en caso de problemas de aprendizaje o rendimiento escolar, pues el problema puede tener su origen en los trastornos tratados en Logopedia.
– Si estás buscando un profesional que ayude a tu niño o niña con sus dificultades en el lenguaje y comunicación, consulta nuestro directorio de logopedas infantiles pinchando en el enlace.
